¡MENOS MAL!
PROGRAMA DE RADIO
MAYTE ACOSTA

Ya entendí a que vine a este mundo, Yo vine pa mirar


Menos mal! es una expresión muy cotidiana que habla desde la postura del que se conforma o ve la vida mas o menos buena, dos tres pasable o dolorosamente incierta. Esta reflexión surge a partir de un anécdota personal que me hizo reparar en el sentido del  por qué  de la frase, de donde surge y porque la usamos con tanta recurrencia.

Es gracioso que la intención castellana del decir ¡Menos mal! es una forma de expresar satisfacción ante algo que se esperaba fuera negativo. En realidad se utiliza también ante algo que le colocamos la oportunidad de lo positivo, lo volvemos positivo, hacemos que a fuerzas sea bueno, a partir de algo que ni siquiera consideramos malo. Es por eso que la frase ni siquiera la analizamos como sarcástica ni como determinante de una actitud latina de aceptar la realidad como se nos ha presentado.

Es por eso que cuando vamos a ver a un bebé recién nacido que ha sido producido desde la comunión de padres que consideramos feítos decimos al asomarnos a la cuna: Menos mal que salió agraciado o menos mal que no salió tan prietito, para que podamos contextualizarla en nuestro universo mexicano, y eso lo tomamos como algo grandiosamente auténtico. Como muchas posibilidades mas: menos mal que no hay fila para el médico en el seguro social, menos mal que bajó el jitomate, menos mal que me salió bueno el marido, o menos mal que te salió bueno el matrimonio. Hay ocasiones que le damos a la imposibilidad una razón de menos mal, es decir, menos mal que sacó su carrera, que le dieron la visa, que no salió chaparro, que no sacó el cuerpo de su madre.

Lo anterior me imagino los tiene de cabeza ahora mismo tratando de ver que nuestra cultura del menos mal, es una cultura arbitraria en nuestros deseos reales, porque en realidad no somos determinantes del menos mal, somos determinados en ello y quizá por eso tendemos a la antifuerza de las cosas, luchamos porque el otro se quede también en el menos mal, en la calma sospechosa a la cual le podemos llamas flojera crónica, bajeza de espíritu, algunos le han colocado materia científica de complejos de inferioridad. Menos mal, digo yo, que tengo la oportunidad de decir esto porque en realidad de otra forma no sería posible.

Ser maestro, por ejemplo, es una suerte de menos mal porque se entiende como un ser social que tiene trabajo, no que asume una responsabilidad benéfica, puesto que si así fuese no estaríamos en la ignominia de establecer estas mal entendidas rabias contra un ejecutor de agentes productivos, que terminan improductivos por el problema de los menos mal, los que se han colocado en estos lares como los que están bien, es decir, aquellos que nos explotan diariamente, nos utilizan, nos acusan de corromper el mundo circundante. Es por eso que si alguien se atreve a protestar pensamos que no está bien, y si llega la fuerza bruta decimos que menos mal.

Hace un tiempo una amiga me preguntaba por teléfono que cuanto ganaba la hora, le dije: a 100 pesos querida, pero he de rectificarte un poco la información, le comente acto seguido: la verdad es que gano 118, vaya, gano 18 pesos más que mis compañeros, me dijo: en serio? Y eso por qué? A lo que le contesté: es que tengo maestría, ¿que creen que contestó mi amiga? Si, están en lo correcto: MENOS MALLLLLL!.

¡HOY LES TOCA A USTEDES SACAR LA MORALEJA.!


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