¡NACÓSEME!
PROGRAMA DE RADIO
MAYTE ACOSTA

No podemos evitarlo, la cultura nos rebasa, es imposible ganarle la pelea. Hemos buscado diferencias con nuestra propia especie, hemos inventado la alta y la baja cultura. Esa definición nos apropia un modo de ser intelectual y otro de no serlo, nos da permiso para rechazar a los que violentan el buen gusto. Nos aprovechamos de una supuesta inteligencia distintiva para establecer nuestros parámetros culturales que le llamamos refinamientos. ¿Qué demonios es eso? Bueno, les explico: paladar selectivo, oído agudo, intuición olfativa, manos sedosas, vista intolerante.

Pero tengo dudas escalofriantes, las vacas sagradas del arte morirán hoy, seguro no será mi culpa, pero estoy clara que se me culpará, puesto que cría fama y acuéstate a dormir. La verdad es que ésta arbitraria pelea no especifica que diablos es buen gusto y mal gusto. Es extraño, es difícil de definir, es como intuitivo el rollo, una especie de instinto que nos da alguna condición divina. Cuando miramos arte griego sobre todo  esculturas del clásico, que son las más copiadas, y vemos por ejemplo la escultura de Apolo matando una lagartija, con todo lo que pueda implicar estéticamente, la verdad es, que Apolo se ve tan afeminado queriendo matar a un insecto sobre un tronco de manera tan artificial que no comprendo porque esto no podría ser kitsch. La cosa mas terrible en la historia del arte es el Rococó, todos estos luises afrancesados, gariboleados, dorados, enrevesados, cortinajes, jardines majestuosos, pelucas, chapitas en las caritas, zapatitos incómodos, vestidos con figura de mueble estorboso. Luego que decir de los neoclásicos y su regreso al mundo grecorromano, dios de mi vida, lo dórico, lo dórico, lo dórico… mencionemos a los modernistas, rejas, edificios, muebles, etc. imitando el mundo vegetal. Duchamp viene y exhibe un urinario a modo de objeto artístico, Warhol nos repite mil veces a Marilyn y nos promete sopa Campbell y Jeff koons se llenó los bolsillos de lana verde con sus espantosos Michael Jackson, Mickey Mouse, globitos y globitos y la verdad es que es una larga lista de etcéteras. Lista que finalmente ha sentado en la mesa a los especialistas, los que definen que es una cosa u otra, que se vende o que no, para determinar que el mal gusto puede ser tratado desde el buen gusto por el uso de la estilización estética, de ahí que tengamos un arte kitsch o lo kitsch, que no parece ser lo mismo, porque uno se produce y lo otro se teoriza.

¿Qué seria entonces el mal gusto? ¿cómo detectar que su amigo, novio, amante, ser indeterminado pero de su profundo interés tiene mal gusto? Pues digamos que si tiene una copia en yeso del apolo matando a la lagartija, si su casa sin necesidad esta enmarcada en el porche o para pasar al comedor por unas columnas, no intente saber si son dóricas, son columnas a lo menso, eso es mas que suficiente. Si usted observa que el urinario del abuelo está sobre el lavamanos donde se supone desinfectaras tus manos, si en la sala hay un cuadro con miles de caritas infantiles que resumen la falsa personalidad del retratado a modo de arte pop, si hay figuras de caricaturas, recuerdos de globos, silbatos, cintas de colores colgando en alguna orilla de su cuarto, aléjate, ten el cuidado de hacerlo, ese ser tiene mal gusto.

Pero no hay que ser tan dramáticos, puesto que tengo malas noticias, les juro que todos tenemos un naco adentro, habita, emerge en momentos fáciles y difíciles. Por ejemplo: la acumulación de objetos, la sobresaturación de recuerdos de los que somos incapaces de deshacernos porque en cada uno hay una supuesta historia que nuestra memoria no puede registrar. Los nacimientos, los aniversarios, los 14 de febreros, los baby showers, las bodas, los quince años, todos esos momentos llenos de: resinas, encajes, bouquet, plásticos, desechables, arreglos estruendosos, cursilerías, etc. Pero donde mas se nos nota es en las canciones. He visto el comportamiento nacótico, nacólico, nacómico de muchos cercanos que han pasado por escuelas de arte, por educación estética, que han recibido un ajuste de oído, un encuadre de vista, una atornillada de paladar, una soldadura de olfato y una sobada de tacto y ni así pueden evitar cantarle al marido: Y TODAVIA PREGUNTAS SI TE QUIERO, TU DE QUE VAS o el desbarajustado momento en el que sin control de tus estéticas incorruptas terminas bailando: SUAVECITO, SUAVECITO con la tesorito. Ni modo amigos, aceptémoslo, todos llevamos un naco adentro, no lo controlen, el sabe cuando emerger.

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