¡NO OMMM BRE!
PROGRAMA DE RADIO
MAYTE ACOSTA

Sobre el llamarse Maria Teresa me han surgido toda la vida muchas inquietudes. Recuerdo de niña que me resultaba sumamente difícil enfrentarme con mi nombre a compañeras que llevaban en su orgullo nomines más modernos. Porque esto de los nombres es un asunto también de moda. Parece que los países a través de nombrar a sus hijos recalcan una personalidad nacionalista. Es difícil, por ejemplo, encontrar tantas Guadalupes en otras partes del mundo como los encuentras en México, por eso brinca al oído cuando en otro lado, sobre todo de este mundo latinoamericano, alguien cargue con el nombre de la virgen mexicana.

En cuanto a los bautices que señalan identidad, es decir, aquella manera en la que pensamos en un país, cuando escuchamos los nombres de sus ciudadanos, hay maneras, en las que hoy, se me ocurre pueden ser clasificados. Están los que instituyen una historia cultural, un modo de apropiarse de la personalidad del héroe, de la admiración por ciertos personajes, de la forma en la que concebimos nuestros orígenes y existe la originalidad con la que los pueblos se inventan a sí mismos. En la primera instancia parece establecerse una necesidad de afianzamiento y en la segunda una posibilidad de singularizarse ante el otro. La tercera posibilidad es la de siempre, esa casi no la toco porque parece evidente, nombramos a nuestros hijos como se nombran a nuestros parientes, en ese deseo de transgredir el tiempo. Es el caso de mi nombre, Maria Teresa, un nombre fuerte para una bebé, eso al menos decía mi tía la española que no concebía que una niña blanca como talco, de rizos negros pudiera cargar tamaño nombresote. Mi madre había decidido en el ultimo momento que me llamase como mi abuela, porque el parto fue emblemático, por no decir otra cosa, pero eso son chismes de café, de ese modo, la reflexión pública sobre esa bebé  a la que era difícil decirle Maria Teresa terminó por ser llamada Mayte, que significa Amada en vasco.

Sobre estos asuntos creo todos hemos hablado, nos llama la atención siempre como se llama éste y aquel, ¿por qué esos nombres en ese país?, ¿por qué tales nombres se hacen recurrentes en un sitio y en otros no?, ¿que demonios significa tu nombre?, ¿por que el nombre no va con tu cara?, ¿por que el nombre no va con tu cuerpo, ¿por que el nombre te personaliza?, incluso hay nombres que dan prestigio o son tan raros que te vuelven raro. El nombre es tan importante en nosotros que la reflexión sobre ellos cae en una aparente banalidad, yo misma sé que ser una Maria Teresa no es lo mismo que ser una Mayte y todo lo que eso significa es fundamental para entenderme. No se sí sería demasiado riesgo que no tuviésemos un nombre hasta que pudiéramos escogerlo o llevarlo democráticamente a la opinión publica, pero eso son solo locuras de un día cualquiera.

En México la tendencia a nombrar a los hijos con nombres originales mesoamericanos hace de la hazaña, una forma de pensar, si en verdad saben lo que están haciendo, si hay un conocimiento real de lo que eso significa, o sencillamente el acto de poner nombres a los seres humanos es algo mas automático, en cuanto a que no se tiene que conocer ni siquiera a grandes rasgos los aspectos culturales alrededor del nombre. Por eso abundan las Itzel, las ichel, los cuahtemoc, los nezahualcoyotl, tizoc. Yo creo que pudiera interpretarse también como una especie de rebeldía para darle un peso mas histórico al asunto de la imposición de los nombres bíblicos: pedro, juan, jesus, maria, magdalena. Luego están también esos nombres rebeldes que anuncian otra ideologías que generalmente funcionan en doble circunstancia: Ernesto, camilo, Fidel, Benito, y hay quien ha usado vicente, supongo que habrá quien determine para el futuro el entumido nombre de Enrique. Y están aquellos nombres sabrosos que empezaron a ser parte de las chicas nice, de las chavas de clase alta: mariana, stefania, Valeria, valentina, Berenice etc etc. En cuba por ejemplo los nombres también suscitan comportamientos clasistas. Los de raza negra asumen nombres de las deidades africanas, así como nombres inventados que no significan nada, y antropológicamente hablando, si es que asi se puede hablar, se percibe una tendencia a nombrar a sus hijos en ingles, aunque no sepan ingles, lo cual indica que les gusta como suena pero no saben lo que dicen, es el caso de las llamadas leidis, lo escriben tal cual suena, el mismo caso de las mileidis. Los que sabemos un ingles chamuscado sabrán que leydi es señorita y mileydi mi señorita, que pasará si no lo son?, en cuba los nombres estos que nadie sabe de donde surgen pueden recaer en una aparente creatividad, y estos, a su vez, como les decía, recaen en una identificación determinada de un país: así que si alguien escucha que su recién conocido se hace llamar: Columba o Emiliano, sepa usted que será, casi sin fallarle, mexicano y si oye usté que alguien osa llamarse: yusimí o niurka, no le de vueltas, ese es mas cubano que la yuca con mojo.

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