TALENTO O TA LENTO
PROGRAMA DE RADIO
MAYTE ACOSTA
En la actualidad hay confusiones de términos para definir a las personas que nos rodean, esos que buscan caer bien, quieren caer bien, necesitan caer bien, les hace falta caer bien. Tales gente poseen el carácter de la víbora, del majá, sépase que majá es la forma bantú para referir a serpiente, es el modo en el que en Cuba se le dice a este réptil, lleno de simbologías de protección contra las malos pensamientos y de los malos pensamientos estamos rodeados. La manía de la serpiente es aquella que determina el comportamiento del sujeto o sujeta (ya ven que ahora esta de moda hablar así) determina, les digo el actuar del arrastrado, es decir de los sujetos sin ética que abundan en una clase social llamada especie parasitaria endémica mortífera del talento.
Con continuidad escucho definiciones de estos personajes que incluso pueden poseer estudios académicos de nivel superior (eso sonó bastante institucional) de las personas que los enmarcan refiriéndose a que son talentosos o mejor todavía: brillantes. Cuando pienso en la definición talentoso siempre me he dirigido a la idea de alguien con capacidades singulares, que sobresale en su razonamiento, que son creativos a instancias tangibles, es decir que son metodológicamente creativos o instintivamente creativos, para ambas cosas se necesita un ser distinto, y no es ser en cuanto a persona sino en relación a existencia.
La verdad es que eso de que ahora todo el mundo posee talento, que la mayoría es brillante para algo, que cualquiera con empeño puede llegar adonde desee se ha convertido en una inconciencia de vida que permite que los posgrados estén llenos de seres endémicos, es decir empeñosos sin empeño que acusan una desorbitada mediocridad que parte de un ineficiente sistema educativo que permite en sus entrañas el germen de la inconciencia protectora o mercantilista del conocimiento. La cosa señores es que esos seres pasmosos se gradúan y se titulan como sea, porque además se han creado mil formas de titulación que amparan proyectos que no tienen estructura de proyecto, tesis con conclusiones de una pagina, artículos en revistas imaginarias o del imaginario a modo de leyendas urbanas.
Resulta que lo que resulta es que entonces se encaraman en puestos públicos, ejercen el macabro poder, se rodean de lo que llaman equipo de trabajo que además consistirán en alabadores, sujetos y sujetas con el síndrome de la serpiente enroscada con una sombra portentosa en sus espaldas que anulan su vida miserable, casi gris, y digo casi gris porque el gris es un color muy elegante y me desmorona que se le acuse de invisible. Todos estos seres que son presentados como talentos indiscutibles, brillantes estrellas del perdurable firmamento nos dejaran mirando desde el balcón de los segregados, los del gueto no de judíos sino de, ya se imaginan, presenciando la desgracia, la sangrante parálisis del saber humano. Envueltos de repelente para que la mediocridad no nos infecte, nosotros los demorados, los que vamos con talento en este mundo que nos arranca las vísceras de la paciencia. Esto señores e ta lento, así como el cubano en el metro de la ciudad de México preguntando hasta donde llegaba el tren a lo cual le dicen: a Tacuba, y el cubanito peldio en su distancia asombrado exclamó: ata llá. Que en cuba también hay lentos, es decir gente sin talento que no es lo mismo que ser ingenuo, vaya que últimamente me rodean lo muy lento, sin talento, sin ta, ni len, ni to, ta ca babamos de volver, amigos míos, a la involución, a la llorosa indefinición del desarrollo de un país.
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MAYTE ACOSTA
En la actualidad hay confusiones de términos para definir a las personas que nos rodean, esos que buscan caer bien, quieren caer bien, necesitan caer bien, les hace falta caer bien. Tales gente poseen el carácter de la víbora, del majá, sépase que majá es la forma bantú para referir a serpiente, es el modo en el que en Cuba se le dice a este réptil, lleno de simbologías de protección contra las malos pensamientos y de los malos pensamientos estamos rodeados. La manía de la serpiente es aquella que determina el comportamiento del sujeto o sujeta (ya ven que ahora esta de moda hablar así) determina, les digo el actuar del arrastrado, es decir de los sujetos sin ética que abundan en una clase social llamada especie parasitaria endémica mortífera del talento.
Con continuidad escucho definiciones de estos personajes que incluso pueden poseer estudios académicos de nivel superior (eso sonó bastante institucional) de las personas que los enmarcan refiriéndose a que son talentosos o mejor todavía: brillantes. Cuando pienso en la definición talentoso siempre me he dirigido a la idea de alguien con capacidades singulares, que sobresale en su razonamiento, que son creativos a instancias tangibles, es decir que son metodológicamente creativos o instintivamente creativos, para ambas cosas se necesita un ser distinto, y no es ser en cuanto a persona sino en relación a existencia.
La verdad es que eso de que ahora todo el mundo posee talento, que la mayoría es brillante para algo, que cualquiera con empeño puede llegar adonde desee se ha convertido en una inconciencia de vida que permite que los posgrados estén llenos de seres endémicos, es decir empeñosos sin empeño que acusan una desorbitada mediocridad que parte de un ineficiente sistema educativo que permite en sus entrañas el germen de la inconciencia protectora o mercantilista del conocimiento. La cosa señores es que esos seres pasmosos se gradúan y se titulan como sea, porque además se han creado mil formas de titulación que amparan proyectos que no tienen estructura de proyecto, tesis con conclusiones de una pagina, artículos en revistas imaginarias o del imaginario a modo de leyendas urbanas.
Resulta que lo que resulta es que entonces se encaraman en puestos públicos, ejercen el macabro poder, se rodean de lo que llaman equipo de trabajo que además consistirán en alabadores, sujetos y sujetas con el síndrome de la serpiente enroscada con una sombra portentosa en sus espaldas que anulan su vida miserable, casi gris, y digo casi gris porque el gris es un color muy elegante y me desmorona que se le acuse de invisible. Todos estos seres que son presentados como talentos indiscutibles, brillantes estrellas del perdurable firmamento nos dejaran mirando desde el balcón de los segregados, los del gueto no de judíos sino de, ya se imaginan, presenciando la desgracia, la sangrante parálisis del saber humano. Envueltos de repelente para que la mediocridad no nos infecte, nosotros los demorados, los que vamos con talento en este mundo que nos arranca las vísceras de la paciencia. Esto señores e ta lento, así como el cubano en el metro de la ciudad de México preguntando hasta donde llegaba el tren a lo cual le dicen: a Tacuba, y el cubanito peldio en su distancia asombrado exclamó: ata llá. Que en cuba también hay lentos, es decir gente sin talento que no es lo mismo que ser ingenuo, vaya que últimamente me rodean lo muy lento, sin talento, sin ta, ni len, ni to, ta ca babamos de volver, amigos míos, a la involución, a la llorosa indefinición del desarrollo de un país.
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