EL MOVIMIENTO “NEO-HUMANISTA” DENOMINADO “NUEVA PRESENCIA” BAJO EL IMPULSO DE ARNOLD BELKIN.
ARTÍCULO
Mayte Acosta
El muralismo mexicano abarcó premisas fundamentales de distancia con “el arte por el arte” y planteó el derecho que la sociedad tiene de participar de las obras, aunque estas hayan sido fundamentalmente plásticas, sin que este arte sea limitado al mundo burgués, eruditos y tocados por la mano de Dios para poder comprender y disfrutar del arte. El muralismo se cargó de la historia del país y de las consecuencias de ella para proteger un nacionalismo e inculcarlo, buscó la comunicación didáctica y sus símbolos plantearon un medio distinto de educación del pueblo, estos eran los objetivos, sin dejar aparte, a mi parecer, la crítica y los planteamientos ideológicos de sus participantes, el muralismo mexicano también fue un medio de tiranía estética y política. El hecho de que esto haya sido o no logrado no nos permite determinar o asumir que el movimiento muralista también dejó un modo de realización propia, donde los trazos, los símbolos, los volúmenes, colores y composición, en sí mismos, ubicaron un reconocimiento estético diferente del resto de otras manifestaciones con las que pudieran ser comparados.
La anterior situación fue rechazada por los conocidos artistas de la ruptura que objetaron todo acercamiento con el movimiento mexicanísimo del muralismo alentando a la renovación del arte mexicano, dejando de lado todo letargo nacionalista para encontrar vías de desintegración grupal para que la búsqueda íntima y menos objetiva saliera a flote y la comunicación con el mundo exterior se retomara con vías de universalismos y se dejara atrás un aparente retraso que era el retrato constante de una identidad regional, así que en la escena mexicana lo abstracto y las influencias occidentales se dejaron entrever como vehículo de comunicación veladamente progresista, progresista no en cuanto a ideales ideológicos sino de integración con el resto del mundo del arte que se presentaba sorprendente al evitar lo figurativo y los mensajes políticos.
Sin embargo, en los años sesentas surge un movimiento artístico Neo- Humanista llamado Nueva Presencia al que le cabe el apelativo de Ruptura, que propugnaba por un arte figurativo, por el que también se les ha llamado Neorrealistas, en una década dominada por el abstraccionismo (como mencionaba en párrafos antepuestos), su representante fundamental fue Arnold Belkin, quien es también impulsor de un Nuevo Muralismo, que desarrollaría con verdadera pasión en años posteriores. A este grupo también se les conoció con el nombre de Interioristas, porque exactamente en el año 1961, Arnold Belkin y Francisco Icaza retomaron el título del libro del crítico estadunidense Selden Rodman “The Insiders: rejection and rediscovery on man in the arts of our time” (los introspectivos: el rechazo y el redescubrimiento del hombre en las artes de nuestro tiempo) donde critica el arte modernista estadunidense. A partir de las influencias recibidas de este libro, los artistas anteriormente mencionados, redactaron un manifiesto que titularon: " Nueva presencia: el hombre en el arte de nuestro tiempo" donde proclamaban las posturas y se auto denominaron Interioristas, con este manifiesto intentaron restaurar el arte de mensaje con ciertos contenidos socio-políticos, las ideas básicas que trataban de transmitir partieron principalmente del libro de Rodman, en donde elogia a pintores como José Clemente Orozco, Kaethe Kollwitz, Leonard Baskin, Ben Shahn, Rico Lebrun y José Luis Cuevas, entre otros, cuyo realismo expresionista está encauzado a una crítica del hombre moderno o de su sociedad.
Las consecuencias de que también se les conozca con este nombre es debido a la publicación de una Revista-Cartel a la que así denominaron, en ella proclamaban un neo humanismo pictórico, algunas de las frases que en dichas publicaciones encontramos argumentan esto, en el Cartel núm.1, publicado en agosto de 1961 dice: “Destacar el único arte que es significativo para nuestros contemporáneos; el arte que no separa al hombre-individuo del hombre como integrante social”, de ésta publicación sólo aparecieron cinco números entre 1961 y 1963; se proyectó un sexto número para 1964 el cual no saldría a la luz ya que ese año el grupo se disolvió. Según los que conformaron Nueva Presencia: “Nadie tiene derecho a la indiferencia frente a la organización social. Mucho menos el artista. Su meta es lograr para el arte este contenido activo, como única postura responsable del artista frente a su tiempo”. Fueron admiradores del expresionismo de Orozco, al que incluían dentro del grupo, en el número 2 de Nueva Presencia reprodujeron una tinta de él, “Los sabios” de la serie “La verdad”, de 1945. Se permearon en ellos las propuestas “Neo Humanistas”, como bien decíamos, aunque sus integrantes, dan la impresión, de haberse ido inclinando, cada vez más, hacia una mayor abstracción. Habría que destacar, que con la publicación del número 5 se estaban exhibiendo “El Neo Humanismo en el dibujo de Italia, Estados Unidos y México”, exposición celebrada en la Galería de San Carlos, y la publicación en diez carpetas de “La guerra y la paz” en la Galería Misrachi, con obras realizadas por Gastón González César, Leonel Góngora, Arnold Belkin y Artemio Sepúlveda entre otros, tema al que estuvo dedicado el ejemplar.
Es cierto que fueron reconocidos como grupo, sin embargo, su práctica siempre fue individual, cada artista utilizaba el medio y las formas que necesitaba para expresarse; esa misma búsqueda individual fue la que propició la disolución del grupo en 1964, aunque es importante no disociarnos completamente de las ideas que finalmente los mantuvieron a salvo como conjunto, y que se pueden rescatar de lo que se diga en este escrito y de lo que se puede observar directamente en las obras, hay algo que a mí en lo personal me llama la atención, y es que el exponer la historia, no es solo en base a personajes históricos de la realidad nacional o internacional, sino que es notable el acercamiento del grupo, aunque de forma individualizada, como finalmente funcionarían, a personajes bíblicos tratados dentro del arte o sencillamente haciendo reinterpretación de ellos, con el sello de la reflexión, digamos que en todo su aspecto psicológico. También esbozaron muchas otras cuestiones que bien valdrían la pena señalar, una de ellas es el replanteamiento basado en la preocupación por la plástica mexicana que los lleva a un resurgir de lo figurativo, retomando la historia a partir de la Revolución. Una variante de este arte figurativo heredó algunos aspectos de la Escuela Mexicana de Pintura, como la recuperación de una plástica de contenido social, como fue el ejemplo de Arnold Belkin. Este último autor es el más pródigo de lo que en la actualidad se reconoce como el Nuevo Muralismo, que es una de las manifestaciones consecuencia del grupo que nos llama en estos momentos la atención.
Fue un artista comprometido con su tiempo, en sus cuadros están presentes temas relacionados con la guerra, la muerte, la injusticia, así como la esperanza por la paz, la transformación de la sociedad y la ciencia en favor del hombre, y lo estuvo mientras fue miembro de Nueva Presencia, y también, como mencionamos en estos momentos, dentro del Nuevo Muralismo. Incorporó el lenguaje estético y las diferentes disciplinas artísticas de su tiempo y para elaborar su propuesta estética se apoyó en un trabajo de documentación amplio y profundo, desde una perspectiva crítica y reflexiva de la historia. Belkin supo más de México que de su natal Canadá, y lo hizo no por desidia famélica de su país invernal, sino por decisión infalible de sus necesidades amorosas con el país que lo inspiró a sus mejores creaciones.
Es sorprendente que el artista canadiense-mexicano haya entendido con tal claridad los mecanismos del devenir de América Latina, lo que se debió en gran medida a su espíritu humanista. En Arnold Belkin se continuó observando los ideales primigenios de Los Interioristas donde supo aquilatar la presencia de los caudillos revolucionarios, quienes le otorgaban el "sacrificio", la muerte que, a veces, madura en beneficios colectivos. De esa manera, pintó a los hermanos Serdan, Francisco Villa, Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, figuras emblemáticas que ofrendaron su existencia en la búsqueda del cambio, así como, de los años setentas en adelante inició un célebre conjunto, que me parece, junto a las obras de los primeros años de los sesentas, de sus creaciones más sobresalientes y singulares, en dicho conjunto propone batallas y muertes históricas realizando paráfrasis compositivas sobre cuadros de algunos maestros del pasado, que personalmente admiraba como: Poussin y Jean Luis David, principalmente. Teresa del Conde rescata algo que el mismo Belkin había comentado de estas obras expresando lo siguiente: "Mi tema en estas grandes batallas es la violencia del militar armado contra gente indefensa, una ocurrencia que no es insólita en la historia de la humanidad, que sin embargo es un hecho que produce horror y asombro cada vez que sucede"
Los Interioristas tenían cierta inclinación hacia temáticas, que casi me atrevo a decir mostraron como categorías estéticas, y que se perciben a modo de: Lo grotesco, lo macabro, las mutilaciones. Una de las causantes de la presencia de ciertos elementos dentro de la obra de los Neo Humanistas tienen su fundamento en el contexto histórico en el que se enmarcan, la Guerra Fría, que ya se menciona, es un claro ejemplo de ello, así como los nulos beneficios gubernamentales que el movimiento no recibió, ni siquiera apoyos con becas de fundaciones, ni con alianzas populares. En un tiempo sombrío, como el que les tocó convivir, el nacimiento del grupo fue una aventura fraternal dentro de un medio como el de México, que a principios de los sesentas ofrecía un mercado artístico ceñido en sus alcances económicos y temerosos a sus perspectivas culturales.
Esta aventura debe reconocerse que fue una honesta tentativa, plena de adolescente ansiedad por caminar hacia un mundo mejor, y el arte y su relación con la sociedad, sobre todo la sociedad mexicana, de complejos colores, siempre debe agradecer el surgir de movimientos, que busquen la simbiosis de personalidad, la grupalidad, los cambios para reactivar y proponer, la sustancia de lo que el pasado conmovió y el lenguaje del arte para reflexionar sobre lo que nos rodea, y que finalmente no limitó su pasaje a un recóndito rincón de existencia improbable; sino que los ideales y conceptos de Los Interioristas navegaron con libertad y convencimiento durante un tiempo, que creo, sigue siendo este, porque el hombre y sus acciones objetivas, subjetivas o de infinitud espiritual, finalmente siguen siendo parte de lo que muchos artistas manifiestan como trascendental, y eso es lo que Nueva Presencia intentó plasmar con las influencias estéticas del pasado y de su tiempo, para que la sociedad no se quedara en una narración hueca y desintegrada, sino en una reflexión sustancial sobre su propia realidad, por eso las influencias de este grupo se continuaron observando, no solo en las obras de Belkin, quien fue el profeta incólume, sino en muchos otros durante todos los Méxicos convulsos.

BIBLIOGRAFÍA
• Del Conde, Teresa, “Historia mínima del arte mexicano en el siglo XX”, ED. UNAM, México, 1976
• Goldman M, Shifra, “Contemporary Mexican Paiting in a Time of Change”, ED. University of Texas Press, Austin and London, 1977
• Gombrich, E. H, “La Historia del Arte”, Phaidon, New York, E.U.A, 1997
• García Sabau, Maria Luisa, “México en el mundo de las colecciones de arte”, ED. UNAM, México, 1994
• http://forojudio.com/bin/forojudio.cgi?ID=4123&q=43
• http://www.la-pala.com/articulos/item/154-raquel-tibol-una-vida-para-el-arte.html?tmpl=component&print=1 (Lunes, 24 de Abril de 2006 15:24, artículo escrito por Antonio Espinoza)

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